Wednesday, April 26, 2006

Han venido de visita, directamente desde Zaragoza, los poetas Eduardo Fariña y Diego Palmath, chileno y peruano respectivamente. Los dos residen en la capital "Maña" y coordinan junto con Nacho Comeras y "El Ruso" la revista experimental La Caja Nocturna. Llegaron los dos antes de ayer en un día soleado. Luego de invitarles a subir los innumerables escalones del Miguelete, la torre principal de la Catedral de la ciudad del Turia, cansados, la lengua afuera, las piernas adoloridas, pero con la mirada fresca por las preciosas vistas que desde allá arriba se ven, conversamos dos jarras de "Agua de Valencia" en el Café de las Horas. La literatura y la política (¿hasta cuándo se las va a diferenciar?) estuvieron sobre la mesa; también me contaron de su revista, que ha sido reseñada por el poeta peruano Harold Alba. Vemos en la foto de la derecha, al poeta Fariña, sentado en uno de los típicos vanos de las casas de Manises, llenos de cerámica. También vemos a la izquierda a los coordinadores de la revista, Comeras, a Eduardo, a "El Ruso" y a Diego. Que la publicación siga adelante. Un salud para ellos. Con agua de Valencia, desde luego.

Tuesday, April 18, 2006


No quiero dejar de escribir: y lo dejo: ver este lacre del sol, su lema,
lengua caliente que nos pone el sello, una bota encima, toma, toma:
haz de ti lo que quieras. Permanecer en la derrota –la visión de la

[derrota.
¿Ha visto, Usted, como el mismo pez hunde el gancho en su jeta?
Puede ser, puede ser: y es terriblemente capitalista hablar desde

[el decir:
hablar desde la letra por completo escrita, desde su inscripción,
su molde doblado como pregunta: y reír: y rajar, y roer ¿Qué le queda
del proceso revolucionario, sino torcer la realidad, y ahogarse, y ser
el niño imaginando un hipocampo en sus dedos, la niña imaginando
una lluvia de grosellas sobre el traje ya húmedo? El obrero era yo,
era yo desde la persona burocrática de la moneda: ver la inscripción
del dolor, el diluir, espacio de inscripción en el territorio de la duda,
de la dimisión, del delito. Con la visión de la derrota, no quiero dejar
de escribir ni un poco: mucho poco de nada al momento, la mímesis
de decir el obrero era yo, y ustedes, ustedes lárguense más allá del

[verbo,
que ahora mismo, ahora mismo, el hambre será la gramática ¿Qué amo?
Del ganador de las habas caídas del cielo, caídas del lecho, sestercios,

[oro
que mojará entre las piernas: Ay Leda, ay Ledo, que Trotsky hable.

Friday, April 07, 2006

Ayer en la tarde, en medio de una exposición de fotos eróticas que no tenían que ver con el evento -algunas, muy bellas y cachondas-, fueron lanzados los libros La Palabra Rabia, y Cames Ajudeu- me, de Pedro Montealegre -esta nariz que escribe- y de Rubén Luzón, nuevo poeta en lengua catalana. Los escritores Begoña Pozo y Vicent Berenger hicieron la presentación en esta pequeña sala de exposiciones de la Librería Railowsky -barrio Cánovas de Valencia-, y luego, los dos recién publicados dieron rienda suelta a sus declamaciones, uno de sus textos en catalán, y otro de los suyos en chileno. Aplausos para cada uno. Vino de honor. Firma de algunos ejemplares. A mis más cercanos amigos y amigas que no pudieron asistir, les aviso que llegará a sus domicilios un ejemplar con dedicatoria. El resto, que por favor lo compre, lo solicite, o lo piratee -bueno, eso mejor no, porque los ejemplares los ha cuidado mucho el editor, Vicent, de quien hablé más arriba. Y eso: Palabras rabias, y palabras rubias, y palabras sin qué.

Wednesday, April 05, 2006

Han regresado. Mi madre y mi hermano se fueron -eso espero- "ahítos" de Valencia y de nosotros, recargados y, según se veía, felices y con promesas de volver. Digo la palabra entrecomillada recordando los anónimos cuentos rusos de mi infancia, donde los mújics anhelaban estar así, y los canes ya lo estaban, aburridos. "Ahítos" involucra, desde luego, algo placentero y goloso; hablo de hartarse, de comerlo todo con la vista, con el tacto, el oído: ocupar los espacios y hacerlos reconocibles desde la gula, en este caso, muy necesaria. Devoramos todo lo que pillamos. Bebimos eso y aquello. Sacamos muchas fotografías del tipo "viajeros", con grandes planos generales y todos posando con sus mejores caras en el escenario Europeo. De todas, más o menos íntimas, predecibles pero entrañables, destaco ésta -sin mayores pretenciones y como anécdota- que le llamó la atención a mi madre, sicoanalista. No dejaba de sorprenderse que una gárgola -figura de una aparente mujer- de la Catedral de Valencia, estuviera así, extasiada, tocándose los pechos, cada mano en cada uno, y con la boca abierta para desagüe de quizás qué lluvias. Desde luego, el sicoanálisis como tema de debate estuvo sobre la mesa. Mientras en la foto, la catedral. Piedra sobre piedra. La ventana. La reja que la clausura. La gárgola gozosa. Su fálica erección horizontal para espantar los males.

pd: Leía la definición de "ahíto/a" en el diccionario de la Rae:
(Quizá del lat. infīctus, part. pas. de infigĕre, clavar o hundir en algo).
1. adj. Que padece alguna indigestión o empacho.
2. adj. Saciado, harto. U. t. en sent. fig.
3. adj. Cansado o fastidiado de alguien o algo.
4. adj. ant. Quieto, permanente en su lugar.
5. m. Indigestión, empacho.

(Son interesantes las definiciones: cuando leía esa palabra en el contexto de esos cuentos siendo un niño, me parecía que se refería a un hartazgo gozoso, algo parecido a lo que se refiere la número 2. Por otra parte, la gárgola también sería o estaría ahíta, como dice la definición 4, pero con cara de estar sujeta a su origen etimológico: tiene cara de que le clavan o le hunden algo).