Friday, March 27, 2009

A raíz del último post, me llegó un comentario de unos escritores de la sureña ciudad de Valdivia, Región de los Ríos, Chile. Forman parte de un colectivo denominado Paratopía, y pueden ver su página y su trabajo pinchando aquí. Me hicieron recordar mi paso por esa ciudad húmeda y universitaria, y también por el taller Fértil Provincia, años que recuerdo con especial cariño, puesto que allí fue la primera vez que tomé contacto con otros poetas, otras formas de ver la literatura, con la rigurosidad del trabajo poético, el placer de leer y compartir lo leído. Pese a que muchos pasamos por esas reuniones los miércoles en el café-librería que le dió nombre al grupo, hoy quiero recordar a la familia poética Serrano Navarro. No es la primera vez que se dan en Chile -y en otras partes del mundo- familias poéticas en donde casi todos están vinculados con la literatura, el teatro y las artes plásticas. Tuve el placer de conocerles, de admirarles y de aprender. No se trataba tanto de un aprendizaje académico, técnico, con largos análisis retóricos, sino como ellos mismos decían recordando a Lorca y a Neruda, entendían una literatura "más cercana a la sangre que a la tinta". Pues el comment me trajo todos esos recuerdos, de los poetas Heddy Navarro, de Bruno Serrano, de Claudia y de Bruno "chico", padres e hijos. Aquí van algunos poemas de ellos, textos más nuevos o más viejos, pero es lo que tenía y he pillado por allí. Pinchar en sus nombres para ver más datos y textos.

Heddy Navarro

Crónica (desde la piel)

Mujer soy
contradictoria instancia que aletea
saca cuentas
decide el almuerzo
balancea proteínas
recuerda sus tareas a los hijos
abre la puertas de la cocina
y pela papas

Walt Whitman
resbala por mi pecho.

Pudor

Sólo yo voy desnuda
como si no hiciera frío
me saludan
se sonrojan
y se abrochan el último botón
de la camisa.

V

Búscame pecho
abre la boca
mece tu quejido bajo mi oreja
así hasta que el pito de un tren
nos deshaga
hasta que crezcan avellanos
en el monte del pubis
y los cráteres ocultos
se llenen de aguas azules
Cristalinas

IX

Hombre roble sumergido
por tus extremidades subo
escalando riscos
Amplio eres y angosto
un barco donde me mezo
pero revienta la ola y te astillas
Crujes
penetra el agua
Busco pañuelos y sostenes
tapo agujeros en vano
Estamos solos en medio del naufragio
Beso tu proa
hasta el último mástil
El océano entero penetra
por mi boca.

Exaltación del Silencio

" Creo que una de hierba es tan perfecta como la jornada sideral de las estrellas... Walt Witman”*

Tremenda la aurora
y deslumbrante
arremete contra el día
mis alas de tormenta
aúllan amarillas
trayendo fondos de
arena

Rotunda,
como un puerto cerrado
detrás del horizonte,
la borrasca se anuncia,
entonada de carmín
entre las nubes
Como cangrejo asustado
piel firme sobre la roca
puerto cerrado y
en mi nariz el humo ocre
de la ventisca marina

Océano revolcado
tienta mi olfato
y se adentra
gimiendo
mientras mi boca
prepara su orgasmo
de silencio exaltado

Veo cientos de formas
cada una con su vaivén
y su tono
una ensenada de botes
anclados
luchando fieros
entre ola que atrae
y ancla que aquieta
Mi lengua saborea la sal
lame cabelleras en desorden
hasta besar tus dedos

Salobre el gusto
me provoca
y abriga mis muslos
soslayados

Camino contenta
al ritmo del esterillo
hasta un bosque de mañío

Por fin descanso en la cumbre
¡Oh! Desde ella vislumbro
la comarca del río

El horizonte llovido
la bahía que ahora se abre
al ruido de las barcas
que ya saludan victoriosas

Emito ahora
un sonido nuevo
un liviano sonido
de abejorro entrando
En la espesura.

Bruno Serrano Ilabaca
Dios es mi copiloto
(A Yuri Silva, chofer del recorrido “nuevo amanecer”)


1
Hombre circular/ ojos manubrio/ cara de rueda/
nariz de tuerca o engranaje/ brazos de diferencial/
vértebra de carburador/ sonrisa parca de bujía/

2
Hombre apretador de embrague. Acelera. Mete la primera.
Señaliza. Corta boletos. Cierra la trasera. Frena
Pasa con luz roja las esquinas.

3
Hombre mira por retrovisor, cuenta monedas, estira billetes,
entrega vueltos, mira el lateral, embala la segunda,
toca la bocina, embraga, adelanta, insulta, enciende un
cigarrillo

4
Dios es mi copiloto frenacelera se hace tarde enciende luces
otro rollo de boletos la radio aúlla cruje el cigueñalma
rechinan las válvulas del vientre se retuerce la caja
de cambios del cerebro

5
Ya no frena todoescalleachada avenidarepletaesquinacurva
Semáforo ojoinyectado balaagonizatebocinas infernales
Todoelpaísrecorridoenlajornada
Todalagentedelpaístranportadaennunatarde
Todoslosinsultosdelpaísenuninstante
Todoslosmotoresdelpaísalunísonorugiendoenunmomento Todosloschoquesdelpaísmilagrosamenteteevitadosenel día
Graaaacias
Graaacias Dios
Graaacias DIOS por ser mi copiloto

Convocatoria

Venid
Recios vendedores de maní confitado
De sustancias y tortas
Curicanas
Venid fotógrafos ambulantes
Con máquinas de cajóny fotos fantasmales
Blanco y negro Venid sonoros organilleros con bombos y platillos
Con loros viejos monos sacasuerte
Pálidos vendedores de globos coloridos
Artistas creadores de gloriosos volantines
Venid anochecidos ciegos con acordeón violín
O con guitarra
También los reyes del mote
Con huesillo de pescado frito
Y la sopaipa
Las amasadoras de las caldúas empanadas
Los espigados de cabritas made in Chile
Los caballos fabricantes de escobas
Del derrotado monopolio delos ciegos
Los tensos estiradores de somieres
Los volátiles de los molinos de papel
Los ásperos gásfiters con con cautín casero
Los acerados afiladores de cuchillos
El grita en las calles la gloria al pulento
Venid
Que se apersonen
Todos los que representan
A la heroica industria nacional
¡Que no se rinde!

Poemas del buen amor

Llueve
El país se inunda
Abríamos la cama
Buscando el amor con urgencia
Afuera las calles se inquietan
Los obreros del cobre
Inician la huelga
La primera después de diez años
beso tu boca
Caen amenazas a quien se rebele
Acaricio tus nalgas
Están asustados se cubren de armas
Y tal vez el país se estanque
Y besas mi boca
Y nos desnudamos
Quizás sean estas las horas finales
Y la estatua caiga
Ruede su cabeza
Con ruido de rocas
Por otras veredas
Hasta nuestra casa
Empujo muy suave
Y tú me respondes
Y sigue lloviendo
El país se tensa
La cabeza dura termina rodando
Contra nuestra puerta.

Claudia Serrano Navarro
Polillas

Sólo un ancla mantiene mi buque en esta orilla
sólo un ancla en el corazón
que es color de pulpa

Un revoloteo de polillas
me culpa por no amar más
Jalan el ancla
y no me dejan el corazón tranquilo
Siempre pedí eso
Siempre pedí que me quitaran
los barcos que se oxidan en la sangre

Por vivir
con tener la piel de n insecto de acero
y el latido de las nubes por dentro
me esclavizan las polillas
Me odian porque ellas
sólo peuden roer telas
y ya cambié mi cuerpo de muñeca de trapo
por una armadura marina

Yo no tengo la culpa
La genética mandó mutar
el cuerpo errante encírculos de tiempo
en sol nocturno

Pero opté por llevar
el hábito de los aromos
ser el granito de sol que destella en primavera

Las polillas pululan en la noche
con un sonido de las olas quebradas
que remuerde

Las polillas me odiarán siempre
y desde un rincón llorarán
el licor que no destilé para ellas

Lloran porque no exprimí el corazón
para hacer vino de las penas
-No es uva
es corazón-
les dije
pero no me entendieron.

Gruñido

Pido al dios de los caracoles que no me deje morir en penumbra

Susurro negro atormenta esta noche
un niño de ojos oscuros me visita
arrastra sus zapatos
Atada de voz manos y pies
por el dios del sueño
no puedo ahuyentar al invisible que se acerca

Susurro de Muerte Negra
un niño me extiende su mano
las palabras ebrias de miedo
jadean

Sólo acude a mi boca un gruñido
la conciencia de un animal
encadenado a lo más profundo de su noche
y despierto
con libélulas cargadas de catalepsia
brumosa
queriendo llover lo oscuro
sobre esta página.

Oración para un Diego de la Noche

Atrás quedó, en las ramas de la escoba
aquella mujer que imprimió su dolor en la ventana

Atrás su rondar y su mundo.
Más hoy reaparecen sus perros,
aquéllos que apagaban el temor con sus estelas
de alma azul, en medio de la oscuridad.
Andariegos nocturnos,
perros fantasmas que deambulan
por General Lagos, más invisibles que nunca,
buscando a los adoloridos y temerosos
para echarse a sus pies.
Perros azules, perros muertos,
y si antes partieron por pestes y terremotos,
ahora agonizan por la estampida de ruedas.
La mujer y ellos sólo hablan en los sueños
y es que en la noche se filtran los visitantes de otro mundo.
Algunos buscan la única semilla que florece a estas horas,
la única capaz de detener a las fugaces.
Hace calor y salgo
esta noche huele como nunca,
el cemento ha cedido su cuerpo a la piel fragmentada de los adoquines,
perros ladran a los lejos
siento las estelas de alma azul acompañándome,
un murmullo invisible camina junto a mí,
se prende de mi cabello
la brisa quita el polvo a las oraciones, y recién
entonces puedo escuchar
que rezan al Señor de las Semillas:

Derrama el sol en nuestra sangre
Exhuma tu cuerpo de semilla

Con tu voz de tierra virgen háblanos
Piénsanos en agosto,
Señor de las Semillas,
Amante de las ánimas,
Tú que acoges al sol en tu nuca

Me dejo seducir por las súplicas de sol.
El murmullo intenso invoca
y en un costado de la calle
el milagro se consuma
Los Diego de la Noche
derraman el aliento naranja
que avasalla los poros.
Los perros cuidan el rito del sol
que se posa en la nuca.

Bruno Serrano Navarro
Escena Cítrica II

Es lo que escuchas
cuando esbozas el borde de tu ojo
el alba está podrida
y los pezones erectos bajo el asfalto.
pero aún así esperas el gemido de luz
y te desnudas en el vigilia
de una plegaria que te enseñe
por qué has de parir

Abres los párpados
un cuerpo se ensaña entre las sábanas

El jadeo te despierta

Hace ya mucho que mi sangre es blanca
y aún así intuyes la arcilla

Abres los párpados

El jadeo te despierta

Te desgarras,
hay un espejo donde no estás

te asecha
y lo imitas para mamar de la luz que te rasguña
donde unen los muslos
hasta bendecirte los labios en la ceniza
de la que los antiguos forjaban piel para humillarnos,
ritmos que aún dibujas en la arena

Abres los párpados
hay un espejo donde no estás

entonces el cuerpo,
que tú no reconoces,
repta entre las sábanas
va a ti
y quieres morder el cielo

Quieres morder
pero el jadeo te despierta
y rápido jalas el pellejo hasta descubrir
cual lóbulo es el tuyo

Te prendes el aro

y en todo cuanto asechas
es el beso como una cicatriz

Te prendes el aro

Luego
es tu forma y la del pez.

Libro del veneno.

Se ensaya una caligrafía, una y otra vez hasta que el gesto percibe
la fisura en la gota de agua o la entrega de los náufragos cuando alucinan con el fuego mordiéndoles las lúnulas

Libro de la traición.

Péndulo, cifra, oído, parpado menguante. Silencio. No piel de la que vengarnos sólo venenos, puntos vélicos que colapsan por la vela henchida como un pecho y el gajo goteando las esquirlas.

Mi otra grafía enmascara el anverso,
la pupila no eclosiona sino que aguarda,
aguarda y luego se extingue.

Cósete mis labios.

Libro del gemido.

Taño la cuerda y el vientre palpita.
Miro más adentro del ombligo y la pradera se extiende.
Todo es amarillo.
Las parteras aúllan en la azotea.

Libro amarillo.

Y no reptamos,
ni tendemos el oído a tierra.
Oscilan las volutas del humo y yo
escribo el peor de tus nombres en el cigarro.
Una plegaria por cada bocanada.

Libro de la despedida

¿a quien perteneció el cabello que desato de mi escroto?
____

PD. La foto es de la ciudad de Valdivia.

Friday, March 20, 2009

LA NOCHE DEL CORAZÓN EN LLAMAS

(Un poema de Salah Stétié. Traducción de Evelio Miñano, del libro Fiebre y Curación del Icono)

A C.F.L.,
por el misterio de un verso dado

I

Herida que la nieve aviva apenas
roja rosa que en agua fría mora
por la luna el poroso estío
se escribe en sombra con las campanillas
bajo la llamarada soleada de las flechas
dejando el agua fría junto a la sangre, aquí
donde destella leve el bello sosiego del mirlo

Aquí donde en el bosque metafísico brilla
el puro agrupamiento de los canes,
la reunión de sus amos,
sus voces desgarradas, largas,
tan desgarradas y tan largas
que ahora se confunden con la voz
de la guardia durmiente
en el seno quemado de la constelación
por una cierva de pulso saltando

de un salto en medio de sus voces:
puro lugar que aquí señala lo absoluto del agua
y su rostro es de cierva y de mujer
iluminado, destruido por el astro de sombra
en una tierra de pizarras y de viento desnudo
cual ramo que la tierra ha preparado
y -al fin- desconcertado se extravía

El tiempo está aquí
como la leche del hombre mezclada
con la de los caballos en las yeguas
y los potros más finos que sus párpados
duermen bajo la luz del espíritu que refulge
con la belleza de la podredumbre
cual lámpara de nadie llameante
en paraje de noche
desde el seno interno del agua viva.

"Desnuda, estrellas me vestirán" -dice

II

Por los caminos del ser y la noche
hay un árbol que la luna lunea
árbol tan solitario, de tierra tan antigua
que duerme cual muñeca adormecida
junto a las fuentes vivas
libres de viento en la desnuda luz

Libre de viento... Oh cierva
de pensamiento ensangrentada
tan cerca de este corazón que sueña
vaga sueña y su luz es lluvia en lluvia
caída sobre las durmientes cosas
cosas tan largas, rosas escombradas
por el perfume de su inmensa noche
que, desnuda, también se vestirá de noche

III

En la muerte su niño
en la muerte siempre estuvo su niño
y el cuaderno de toda infancia
arde en un cuarto vivo
en un cuarto vacío en que se mira
lo extraño del vacío
lo absoluto de su extrañeza
con su desnudez de noche alrededor

Esta cama la nuestra una guitarra un agua larga
terriblemente entre las piernas de la noche
como un cuerpo simple es de agua
que se deshace y vuelve a hacerse
en su fulgor de estrella
alejándose sola sobre sus piernas niñas
su mata de ímpetu y su herida
como mujer amamantada entre las nebulosas
por todos los caballos de la noche

"Desnuda, estrellas me vestirán" -dice

IV

Esta tarde ella ha dado al ruiseñor
su niño hijo de siempre amado siempre
resfrescado de menta inmaterial
con sus manos y la dulzura de sus desnudos pies
de niño que debe morir
bajo la inexplicada techumbre de las noches

La nieve colma el cielo
por el ave aplastada en las paredes
de la casa alzada bajo los astros
donde vertical hay un espejo sin prueba
con el desnudo pasado, pasando,
del hombre que desmembran los instrumentos de la luz
cosas quemadas por lo inmaterial
para ese niño amado
sujeto por la mano
del lado de la muerte.

---

Pd. Anoche ardieron las fallas. Mientras veía cómo se quemaba la que está -coincidentemente- al lado de mi casa, recordé este magnífico poema. La foto es del mismísimo Salah, al que admiro muchísimo.

Wednesday, March 11, 2009


He cambiado el rostro del blog, y le he puesto algunas cosillas nuevas para que sea más dinámico. Estos días iré subiendo los links que me faltan, por si algunos amigos o amigas notan que aún no están allí. Lo peor de todo es que creo que algunas direcciones o vínculos desaparecieron en cuanto cambié de plantilla, así es que espero acordarme de todos. Si ve alguno que falta, por favor, gritar. Mañana recita Juan Carlos Mestre en el Aula de Poesía de la Universidad de Valencia. Allí estaremos escuchándole. Aquí les pongo un poema suyo de La Casa Roja, su último libro.

LOS POETAS

Para Rafael Pérez Estrada

Recorrimos los suburbios,
anduvimos juntos entre la maleza,
dormimos en los cobertizos.

El poeta barba de maíz roedor de los sembrados,
el poeta bobina de hilo de las cometas.
El que bajo los párpados de lino del verano
es la voz ronca del vendedor ambulante,
la mirada del viento que seca la tierra mojada.

Lo que el poeta dice,
lo que dice el poeta a la adivina,
al solitario de boina gris,
al que oye sus palabras como relato de un robo.

El poeta vidrio de los cuatro colores de la atmósfera,
el poeta oscuro llave de las alacenas.
El que está sentado a la diestra del padre
junto al jugador de baraja que lee la fortuna,
el que le dice a la vida, oye vida,
y se acuesta con ella.

Lo que dice el poeta,
lo que el poeta dice
al que se cree dueño de algo,
propietario del reflejo de algo,
amo de la discordia de algo.

El que deambula de noche por los cercados,
el poeta amigo de las hormigas
que construye una casa de harina.
El que guarda en su artesa cuero de tambor
y pan nublado del sábado.

El poeta cera amarilla de las iglesias
que baila con el agua de las pecadoras,
el poeta barco de papel
que duerme con la muchacha sin labios.

Sus manos escriben el rótulo de las mercerías,
saludan en la iglesia al dueño del alambique.
El que se llama Niebla, Pelirrojo Crepúsculo,
el que no sabe a quién besarán ahora los ojos de Triste Boca de Nuez,
el que silba como el pájaro de las colinas,
el hijo del panadero que conversa con el martín pescador.

Lo que el poeta dice,
lo que dice el poeta a la muchacha con calcetines blancos
y pequeños ojos de colibrí.
El viejo pastor comensal del otoño,
el poeta ruido de las semillas, carpintero del Arca de los animales.
El delirante bajo el filamento de las bombillas
para el que aún tiene sentido seguir dándole vueltas.
El que vive en la patria de una mujer desnuda,
el hijo de la locura que llora médula de caballos
sumergido en el humo de su choza de adobe.

El que vino a barnizar con leche la jaula de los cantos,
aquel cuya cabeza ha rodado como una peonza
por la tarima de los burdeles
y ha recorrido todos los templos
pidiéndole favores al crucificado.
El consentido por el vínculo de las zurcidoras,
el que padece una enfermedad inmortal
y levita en los parques tumbado de espaldas.

El poeta que cruza en ambulancia los campos de girasoles,
el poeta ángel de los pesebres,
brizna de los acantilados.
El poeta reloj de lluvia de las epidemias,
vapor de los harapos hervidos contra la peste.
El que ha hipotecado la hacienda de varias generaciones
y ahora es el ánima de un bolchevique embriagado de vodka.

El patriarca que abrió una tienda de ultramarinos
y compra por cuatro centavos un ramito de sífilis,
el que conoce el comercio de especias y el tráfico de resinas,
el compadre de los anarquistas
con su escarabajo negro ante el eclipse de mar.
El que rodeado de profecías y pájaros
vive en las manos de una arpista,
el que tiene dedos de trébol y cerillas,
aquel cuyas cenizas alimentarán las carpas de los estanques.

Recorrimos los suburbios,
anduvimos juntos entre la maleza,
dormimos en los cobertizos.

Lo que el poeta dice,
lo que dice el poeta a la adivina,
al bisabuelo judío que dormía en la comuna
y aún vaga con su barba blanca por ahí
proclamando su consigna a las abejas:
Las estrellas para quien las trabaja.

Sunday, March 01, 2009


SI NO FOLLAS EN FALLAS EN PASCUA NO FALLAS

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PD. Este dicho me hizo mucha gracia cuando lo escuché, y adelanta las semanas de petardos,pólvora y ruido previas a fallas. Que mis oídos resistan otro año.