Friday, December 16, 2005


He aquí. La nueva Biblioteca. Con detenimiento, uno puede ver que hay un hueco, un módulo fantasma que ha desaparecido o no ha sido puesto, y su lugar lo ocupa una pequeña escalera blanca. Espero que ese vacío no sea metáfora de algo. Originalmente, lo dejamos para poner otra estantería, pero no nos alcazó el dinero y lo dejamos para el próximo mes. Arriba, una consola de videojuegos a estas alturas fosilizada de los primeros ochentas. Se trata de una Videopac Computer, modelo G7000, Marca Phillips. Nunca lo he visto en funcionamiento. Manuel le tiene, y lo entiendo, un cariño especial. La tenemos por mientras ahí, y a veces imagino los dedos de Manuel adolescente apretando los botones para activar su juego favorito. Aún nos quedan libros por poner. Sé que también tenemos muchos que los llevaremos a la biblioteca municipal de Manises porque les hará mayor falta a ellos que a nosotros. Los libros cuyos lomos se pueden leer a simple vista son los poemas de Sexto Propercio, la Poesía Completa de C. P. Cavafis, y ya no puedo leer más. ¿Necesitaré anteojos? Falta poner más libros de teoría y política, que están en otras cajas aún sin vaciar. Tenemos que colgar cuadros, y "pulir" nuestro hogar como si fuera un poema. Ah, en el centro de la Biblio, la foto de Manuel y yo, iguales a la carátula de un disco de los 70, mirando de reojo al mudo, y detrás de nosotros, el Mediterráneo. Otras cosas: una foto de Sara y Noelia cuando eran más pequeñas, una foto de Dylan Thomas bebé. El calendario del restaurante chino más cercano, ése que nos salva cuando nos declaramos en huelga en la cocina. Un escuálido fajo de papeles dina a4. Imperceptiblemente, casi imaginado, un cinturón gris en el último peldaño de la pequeña escalera. ¿Qué hace un cinturón gris en el último peldaño? ¿Imagen de qué? Hay más cosas inexplicables: unos cuernos de diablo, una caja de fibra vegetal con una agenda dentro. Hay un reloj. Quien toma la foto no se ve, pero está.

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