Monday, December 20, 2010


Lo malo


No te libras fácilmente, aparece el señor, sus ojos de magnesio, te inyecta mientras duermes una dosis de sal, desmiembra tus articulaciones, las cambia por hilo, es una batalla zafarse de su amarre, su nudo marinero de doble rosa, es increíble cómo usa su escalpelo, abre los pliegues como si estuviera orando, introduce los dedos, hurga y extrae un bulbo fluorescente, ese dolor te queda, de huir, no saber, ¿se respira?, ¿se bufa? Te encuentras bajo el catre una charca negra, tú mismo buscarás el mocho y el cubo, lo limpiarás llorando, el recorrido te inmuta, todos los dragones benignos de la pared, los que se comen las moscas, los que estofan polillas, vendrán a consolarte, a decirte que sí, que habrán más veces. Los murciélagos de la nacionalidad vendrán desde su hueco, las perras de compañía de cara arrugada, ninguna persona, no vendrá el cartero a dejarte la factura, nadie llamará al teléfono, tu buzón de email palpitará vacío, sin coda ni errata vas solo, vas solo. Los grabados en sus marcos comenzarán a chorrear, como si de pronto se licuaran por obra y gracia de la pena. Dónde los amigos que ofrecen té de cardamomo, que hierven pollo con hierba limón y cantan en karaoke versiones japonesas. Tampoco vendrán. Porque vino anoche también para ellos. Ellos temen, ellos birlan. Con una barra de sanguina componen de memoria un cuadrado mágico. Vino un hombre de hule, ojos de magnesio. Nos inyectó lodo. Ahora vas por la calle interesado en los textos que la gente lleva, incomodas en el metro al que se encuentra a tu lado, te inclinas hasta leer la tapa de su libro, le esputas muy mal, esa novela es horrible, vaya a la librería, que le den reembolso. Te inyectaron lo ácimo. Llevas un lápiz de tinta roja, haces círculos en los sintagmas de mala calidad, los grafitis de los urinarios, pintas los labios a los sabios anarquistas. Esperas el rugido, que se te caigan los dientes. Y que venga él, en lo oscuro, y lo sume.

------------

Inédito. Dibujo mío: la salida (técnica mixta)