Tuesday, January 31, 2006



Fragmentos de lo que tengo terminado y de lo que espero terminar pronto. Un prólogo al libro de Manuel Moraga, poeta portomontino, titulado Desmadrada y un artículo en que confronto a dos poetas, Javier Bello y Enrique Falcón. Digo del libro de Moraga:

"Desmadrada hace suya esta geografía, digo, sólo para representarla como un laberinto de espejos: la calles de una ciudad del sur, por ejemplo, son proyecciones del sujeto y viceversa: territorios que trascienden el espacio aparentemente inaccesible de yo para plegarse hacia un tú apostrófico. Nos referimos al sujeto de su deseo en su modulación pasional –lectura en cuanto al acto de padecer, y en cuanto a apetito vehemente por algo o alguien–, no necesariamente reducido a la categoría moral de ese otro, sino también en su aprehensión como objeto. Es decir, el discurso que objetiviza “al” sujeto poético (el de la enunciación), al mismo tiempo hace que este hablante objetualice al otro mediante una transferencia “rara”, problemática, en su más secreta locución y relocalización dirigida hacia sí mismo por medio del deseo. Esto lo logra a través de su representación (o re-proyección) en las cosas que activan o contextualizan su vínculo co(a)rtado y que, al mismo tiempo, en un acto de conocer que al mismo tiempo implica aprehender, lo transforman –nuevamente, a ese otro– en discurso, en dialogía modulada desde lejos. (…).
Hablo de su fetichización escenificada a raíz de su propia ausencia, lo que propondrá un modelo de masculinidad en crisis, fisurado, deconstruido a partir de la conciencia de la precariedad de los territorios ilusorios por los que transita el sujeto y que lo producen como tal: me refiero a discursos normativos que le obligan al disfraz, a confundirse en y con el silencio, y saltarse esa misma norma y ser desmadrado o desmadrada sin asumir este trucaje con el seductor discurso queer de refundar identidades de género. Digo esto último pensando quizás en su competencia y viabilidad en sociedades y culturas o ciertas localizaciones de ellas que están más abiertas a esta estrategia política, cosa que no se puede comparar o cumplir aún en el sur mítico de Chile, ni en Chile mismo".

Del artículo que pronto saldrá a la luaz, digo sobre Bello y Falcón:

"Confronto dos escrituras surgidas en espacios geográficos diferentes, y que sin embargo se interceptan, se escinden, se traspasan produciendo chispas. Se trata de escrituras que nos ponen sobre la mesa sus similitudes y diferencias, el espeso tejido de su factura como una red significativa que complejiza la aparentemente normalizada producción y recepción de poesía en castellano de cambio de siglo. Estamos ante dos escrituras que territorializan un deseo comúnmente anulado o velado en la configuración del campo literario de signo occidental, y paradojalmente sobre él, el sub-campo de la poesía: el de saberse ligadas y religadas a lo que, en definitiva –o verdaderamente–, nunca estuvieron separadas: su compromiso social y su estética abiertamente política. No considero esta apertura como la evidencia de contenidos o temas fácilmente asimilables a una especie de definición espúrea de lo político como un producto cultural que se resuelve en partidos y cámaras, en determinadas sociedades, o en la trascripción panfletaria –más o menos caprichosa o exóticamente canalla– del discurso político en otro, reducido al ámbito del Arte o la Literatura. Éste último, aparentemente anodino, neutro, impermeable, está concebido (o, mejor dicho, reconducido hacia estas categorías) por quienes –sujetos o igualmente procesos– formulan su definición desde las plataformas culturales del poder. Estos discursos fuertes proponen, al mismo tiempo, la canonicidad literaria como correlato de normalidad/normativa didáctica y pedagógica basada en las luchas políticas y las culturas occidentales como principio regulador globalizado, trasnacional (en su definición mercantil y capitalista neoliberal) y, por eso mismo, acrítico hacia sí mismo, al desligarse, anular o fagocitar la disidencia en su impulso hegemonizador. Bello y Falcón hablan desde la conciencia de que el posicionamiento del mundo es ideológico, y que a partir de ello, como cita Falcón: ninguna escritura es inocente."

La foto mía con cuernos de diablo no tiene nada que ver con los textos.

Tuesday, January 24, 2006

No sé qué pasa con la maquinaria oculta de este Blog. Algo he hecho -o algo se ha fisurado, o averiado-, que toda la información acerca del "autor", sus links, y los "números anteriores" se me han localizado a pie de página; me refiero, a un espacio escondido, marginal, al ángulo inferior derecho, de lo más bajo. Quizás inconscientemente he dejado la identidad de este blog, su autor, y sus links en ese "casi-no-lugar", como si quisiera restarles importancia. Pero verdaderamente no lo he hecho de forma deliberada. Está así, y aunque no me molesta mayormente, quisiera saber si es posible arreglarlo. He intentado, como un mecánico, sumergirme en las opciones más oscuras de la edición y de la estructura informática y ciberespacial que lo componen. Y nada. O no sé hacerlo. Me supera. La pregunta queda ahí; mientras tanto, las identidades se aferran misteriosas a la zona abisal.


Este dibujo se llama Manu y Pedro (¡Vaya, qué novedad...!). Lo acabo de garabatear, me resultó simpático, y lo subo. El día ha sido productivo: reunión de tesis y cambio radical de planes. Tenía originalmente la idea de hacerla sobre teorías literarias del conflicto aplicadas a la literatura española de cambio de siglo. Luego de casi 6 meses leyendo y revisando material, me di ceunta de que no lo iba a poder acaparar. El tema se me escapaba de las manos como un batracio resbaloso. Lo de batracio no lo digo sin ninguna intención de decir que el tema era un asco. Al contrario, me entusiasma mucho (y batracios como las ranas de Darwin también). Ahora aplico parte del mismo marco teórico, pero sólo a un caso: a la obra del entrañable Roberto Bolaño. Mi profesor guía, hispanoamericanista, creo que verdaderamente se alegró cuando le propuse el cambio. Mientras tanto, sigo leyendo toda la teoría que me incita a ser -y hacer- un diálogo recíproco entre la obra del escritor y los devaneos filosóficos, estéticos y políticos de los libros que se acumulan poco a poco en mi biblioteca. Leo ahora mismo: El pensamiento vivo de Marx, por León Trotsky.

Saturday, January 21, 2006

Finalmente, ya ha salido de imprenta. La Palabra Rabia (L.P.R) se asoma iracunda dejando atrás el horno de Gutemberg, con los ojos -rojos- desorbitados pero aún así con esperanza de ver más allá, y tener el deseo -por no decir la fe- de que efectivamente hay algo. El primero de los libros, olor a tinta nueva, lo saqué del paquete y se lo di a Manuel. La dedicatoria dice:

Valencia, 20 de enero del 2006

Sólo una cosa, Manuel:

TE AMO

Este libro es parte de nuestra lucha por estar juntos
.

***

Al parecer, junto con los organizadores estaríamos presentándolo en Febrero en la Librería Railowsky de Valencia, y en Villar del Arzobispo, ciudad que junto con la Editorial Denes y la librería antes citada patrocinaron el concurso. Aquí va un poema del L. P.R:


Tómale el pulso: el aire pega: Ta–tá, Ta–tá. Ritmo de qué,
–caliente, rojo, golondrino de axila, hedor de testículos, azufre, hollín,
mango de cacerola expuesto a la llama. En la fiesta: trance: ¿sí o no?
–sobre el miedo– transidos, transar la fuga: chico contra la azucena:
friega, friega. La muerte es así. Era guadaña. Refriégate contra ella.
Tú viste eso: yo vi una azucena totalmente afilada. Un ángel salió
del vapor bostezando: Ángel, gira; yo soy condensar: gotas en vidrio,
tapa de olla al retenernos en Qué: ah, el hambre –sola para la sal,
tonta para tentar. Comida. Comida –Apréstate, ahí: están los peces:
se disputan la mosca. Sobre el agua, desde de la orilla, me come el pez
–abre la jeta –lo negro es cosmos ¿lo adivinas tú? Allí, sobre el cielo,
desde el globo vacío, me zampo ¿Qué? Una célula es Qué –la calle es igual.
Si decimos roto, lo roto viene y dice ¿Qué? Y la Q abre una grieta
–y áspera. Del pliegue, un lisiado sale. Enseña: mira mi pata de madera.


Decimos madera: aludida viene y dice ¿Qué? Y en la Q hay filiar
–velo enredado, un cordero en la zarza, hijo de Abraham– di: ¿No se llama
madreselva, acaso, ese tejido antiguo? Se llama luz –partiendo la nube,
gran insectario– alfiler para un grillo. El cielo era negro. Y yo dije, tú,
color de asesinados –manual de anatomía: todo traslúcido– Desaparecer,
di Pedro apareciendo. Manuel preso en ojos: manos de tierra
para ser deshechas. Cuentas de vidrio los ojos de pez –tus ojos ¿Qué hunden?
–no, no: llanto ¡No! O reconocerlos lisiados: un niño, dime ¿Qué hace un niño
escondido en un muerto? Cuajo de plumas: era sarna lo que picó
la línea buena de tu mano; harina la protuberancia abierta de tu omóplato.
¿Nos confundimos con ángeles? No, moscas: larvas. Sanguijuelas.
Nos volvemos bichos. Y si miramos al pez desde afuera, en la orilla
–él salta, nos come. Se come. Se atraganta. Ja Ja: su espina. Ja Ja: su espina
era necesaria: o la inanición. Ja Ja ¿Nación? Perros de ciudad, hum: nutricios.

No, no. En el pueblo nunca se han visto perros. Un ladrillo de luz
te golpea el labio. Del Paf un grito escapa diciendo ¿Qué se rompió?
Esa Q controlada, que baile, que baile. Dime esa Q que engloba la fuga
del ruido Paf. Yo sueno –sano– y mendigo el pulso. Ta-tá, Ta-tá, palpita ésa,
la irresistible guadaña –hoy día, azucena ¿Dónde estás? ¿Qué hedor
te consume ahora? Si te hierve algo ¿Adónde irá el resoplido?
Una célula está. Un niño lisiado también está –un sonido inaudible
lo corta en sílabas. El corte –sabemos– se inclina a parir. Cortaron, Manuel.
Cortaron, Pedro. Y vino el corte y dijo ¿Quién me llamó? Unas membranas
haciéndose músculo, dijeron –músculo: a través de esa Q, yo nací sin días.
Tras el hambre, unos hombres se asomaron a la orilla. Boca de pez, boca de fe,
reflejo y reflujo. Lo decían ellos: yo sé lo que hubo. Países celestes,
decolorados con flama, dialéctica de llamar al hueso: digan, quién fue el nacido
que te sacó de cuajo ¿Hubo guadaña?. El cuajo, el crujido dicen yo y yo.


Pedro Montealegre
La Palabra Rabia
Editorial Denes
Valencia
2005
70 p.


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Por otra parte, el jueves pasado Enrique Falcón presentó su sexto libro, titulado Amonal y otros poemas, por Ediciones Idea. Nos dice en un prefacio: "Un asco fundamental soportan, por desgracia, los versos de este libro: el de la rabia sostenida al desamparo que imaginé en mitad de determinados procesos vitales -políticos- de resistencia". Aquí un texto de su libro:

Protección de testigos

La conciencia de que esta ecuación era
posible: dolor que finalmente deviene rabia.
La conciencia de que esta ecuación era
aplicable a todo o casi todo

(Roberto Bolaño: 2666)


Poco deben importarle
la disolución del pentotal en los días de trabajo
y la lenta inhalación de estrellas por su espalda.

Le pagaron por callarse
la dirección de las palomas, el remite en las postales
certificadas de tan lejos, la piel de una mujer
que él no ha visto y no ha besado,
-el corazón de los inviernos-,
las sedes comunistas, su necesidad de ir ardiendo
por una extremidad de la cara.
Toca apenas con los dedos
nuestro inútil portal, y la luz de todos los aullidos
que pincelan la tarde, por encima
de muertos y estaciones,
a un paso sólo del domingo
vuelve a casa, toma de su llave
se maquilla una lágrima con cuchillas de afeitar.


Enrique Falcón
Amonal y otros poemas
Ediciones Idea
Las Palmas de Gran Canaria
2005

Wednesday, January 18, 2006


FOME

Viendo la asombrosa cantidad de post que me dejan en el blog, las reflexiones que me nacen a partir de eso son varias: la primera tiene que ver con lo que originalmente esperaba; es decir, yo no sabía muy bien cómo funcionaba todo esto, y si el hecho de interesar a otras personas era algo que se daba con el tiempo; imaginaba que tarde o temprano más que dos o tres amigos se podrían sentir algo identificados con mi escritura, con la intimidad -eso sí, bastante escogida- expresada en escenas y palabras. Esto va más lento de lo que pensaba. Quizás en el fondo imaginaba que era como llegar con fuegos artificiales al blog-mundo, con lluvia de bienvenidas, esas cosas que a los solitarios les hacen sentirse aconmpañados, a los de autoestima sujeta al vaivén del péndulo, un poco más firmes. Pero nones. Creo que tiene que ver con el pecado del lenguaje críptico-poético-ensayístico que se me cuela, que me atraviesa, haciendo más probables las críticas de quienes defienden la claridad y el entretenimiento -qué tipo de claridad y qué tipo de entretenimiento- como forma de acercarse, de comunicar verdaderamente. En resumidas cuentas, para la comunidad blog soy aburrido. Eso creo, al parecer, y esto es lo segundo, porque esta crítica que me han hecho saber de otras formas mis amigos, es la misma que he recibido a los largo de los años como poeta. Que no se entiende lo que escribo. Que da sueño. Que hace bostezar. Que no es empático. Que aleja al lector. Etcétera. ¿Debo modificar mi escritura ante el gusto de la masa bloggera?, ¿debo pensar en el lector modelo que consume blogs, casi todos diarios de vida, unos más honestos que otros, ficciones breves para él o ella, escrituras fugaces para todos y para nadie? Creo que nuevamente tendré que ser un escritor en resistencia. Decir un no quizás majadero. Ante eso, pues pecho. A lo hecho pecho. Y quizás el deber de esto es ser consecuente con el lector escondido al que finalmente le comunicarán algo estas palabras. Y quizás sea el mismo silencio.

Tuesday, January 10, 2006


Dylan Thomas ha sido operado. Desde hace 3 días reposa, aletargado, en su cama, debajo de la silla de la cocina. Nos mira con odio, y tiene razón, porque lo hemos mutilado. No podíamos echar rienda atrás si en realidad lo queríamos con nosotros. So pena de que los vecinos nos denunciaran por maullidos enamorados, desesperados, y agudos, tuvimos que actuar con sangre fría. Creo que nos dolió más a nosotros. Me llevó a pensar todo esto en que no muy diferentes a Dylan, animalizados, domesticados, sin posibilidad de defensa, aceptamos que nos mutilen simbólicamente para mantener el orden, el discurso triunfalista de la normalidad, y vemos cómo nuestros cuerpos y nuestras subjetividades son diseccionadas por el bisturí del Estado, ideologías poderosas que actúan con nuestra total complicidad. Fetichización extrema del sado-masoquista que consiente -¿inconscientemente?- en ser mutilado, transformado en eunuco o eunuca, desidentificado en la cosificación que lo convierte en mercancía, para así cumplir con el ritual: hablo del imaginario de la humanización dirigida por los dueños del zoológico y por quienes cobran la entrada. El capitalismo como la lógica del carnicero.

Wednesday, January 04, 2006

Cambio de año para beneficio de quién. Supongo, que del calendario, la útil (o inútil) manera de calcular las estaciones, los fines de mes, los cumpleaños, en una fetichización extrema que cosifica los días y los periodos de la naturaleza para que funcione la maquinaria. Asumir el ritual de la muerte, el duelo y el nacimiento, la víspera y la epifanía, se transforma en un simulacro o ilusión vital que nos permite seguir funcionando, participando en la negociación de la realidad, una moneda de realidad para ti, cuatro monedas de realidad para mí. Con Manuel hemos cedido en participar de la cena celebratoria con su familia. Más tranquila y silenciosa que otros años, transcurrió entre costillas y papas, gulas y champiñones al ajo, cava catalán y abrazos automatizados por la cuenta regresiva del televisor. Luego, partimos a donde Santy para continuar con el ritual motor de lo que comienza, oscuros en el coche buscando la dirección de un pueblo cercano. Allí nos esperarían amigos de los amigos, incluyéndonos en el espacio del aburrimiento y del desarraigo, cantando como marionetas frente al televisor con el karaoke, metáfora de la realidad según anunció Antonio Méndez en uno de sus artículos más lúcidos. ¿Qué hacíamos allí, cantando viejas canciones de los ochentas, chapurreando el inglés, como si sólo importara la melodía, el hecho de tener un micrófono en la mano? Manuel estaba con resfrío y su nariz y nuestra paciencia no pudieron más y nos despedimos de ese corro de ludo-tecnoadictos -dos de entre diez sólo era amigos nuestros- y regresamos al Manises de las primeras horas de enero. A Dylan Thomas no se le va el celo. Parece que tendrá que ser un eunuco.