Friday, December 23, 2011



Gertrude Stein


STANZA II


Pienso muy bien de Susan pero no sé su nombre
Pienso muy bien de Ellen pero lo que no es lo mismo
Pienso muy bien de Paul le digo que no lo haga
Pienso muy bien de Francis Charles pero lo hago
Pienso muy bien de Thomas pero no no lo hago
Pienso muy bien de no muy bien de William
Pienso muy bien de cualquier muy bien de él
Pienso muy bien de él.
Es notable qué rápido aprenden
Pero si aprenden y es muy notable qué rápido aprenden
Supone no sólo sino por y por
Y pueden no sólo estar no aquí
Sino no ahí
Lo cual después de todo no supone ninguna diferencia
Después de todo esto no supone ninguna no supone ninguna diferencia
Agrego agregado eso a eso.
Bien podría estar podría y estar aquí.

Wednesday, December 07, 2011


Tratado de palindromía

Juan Filloy

(El Cuenco de Plata, Buenos Aires, 2005)




Airado no dariA
¡Sometamos o matemoS!
A barragan agarrabA
Yerno con ReY
No miss simoN
A ese deseA
Sayal para playaS
Euforico ciro fuE
Otro par aportO
Ella cede callE

Tuesday, November 01, 2011


Rogelio Saunders:

Canto de los niños de ulm


a mis amigos


Para nosotros, creo, todo fue más rápido.
Precisamente porque nunca abandonamos
el territorio tibio de la infancia,
el vagar entre nieblas, entre bosques
donde el terror era sólo un presentimiento;
algo que siempre, siempre les sucedía a los otros.
Y por eso nos cuesta tanto haber envejecido.
Esto se niegan a aceptarlo nuestros ojos.
Esto, esta lava, esta
excavación sincera y definitiva del silencio.
Ante esto alzamos las manos hasta la cara
y volvemos una vez más a nuestros juegos,
los mismos, los mismos siempre.
Para nosotros todo fue más rápido.
Como la caída instantánea de la última hoja
del otoño, ya cerca del invierno,
en el sendero del parque,
del parque vaciado de las voces,
bordado por los juegos,
por los simultáneos susurros entre un banco y otro.
Invisible universo de la noche.
Y la circunvalación de un arroyuelo
brillando en la oscuridad, hacia más prominente
el pico azul en que terminaban las ondulaciones
del cartón amarillo, y las cabezas
de los pequeños seres asomados entre el follaje
como las hojas que flotaban entre el invierno y el otoño.
Puras estaciones. Monumentos puros.
Era curioso todo este suceder sin consecuencia
y la lluvia dando sobre el cartón rítmicamente,
haciendo espejos en los que nadie se miraba,
espejos vivos abandonados en el bosque.
Era curioso, decimos, mientras miramos en el agua
turbia algún pez sobreviviente,
alguna larva que nos es más preciosa que el oro,
más necesaria que el sol y que los vientos idos.
¿Acaso estuvimos enfermos?
Será por eso que sólo podemos hablar en pasado,
semejantes a pescadores pintados en una sábana,
vueltos hacia el tiempo del que somos cautivos,
el tiempo dorado de los juegos, de la canción infinita
que recomenzamos en el borde del estanque.
Por eso no es verdad que hayamos envejecido.
No lo creeremos ni aunque lo griten los altavoces.
No hemos envejecido, no hemos envejecido.
Tenemos el silencio oculto aún entre los pliegues
de la camisa, rodeando al corazón que late.
El sueño descansa aún sobre nuestro párpados
y la sonrisa, espesa, alarga nuestros labios.
Sonreímos, sonreímos.
Sonreímos largamente en medio del follaje.
Comenzamos a cantar una vez hace mucho tiempo,
hace mucho tiempo, en el tiempo de nunca.
Y desde allí se elevaron nuestras voces,
rodaron entre el invierno y el otoño.
Fueron las voces roncas, las persuasivas voces.
Los sueños que se perdieron, los corazones que desearon.
Tan instantáneamente como un beso entre las flores.
A cubierto de todo bajo el techo de láminas,
bajo la transparencia opaca del olvido.
Fue así, fue así la metamorfosis del barro.
Para nosotros cantar era moldear la figura
inviolable del tiempo bajo los dedos temblorosos,
con los ojos negados a la luz de la tierra,
para siempre sellados por el sueño.
Canto de ciegos que desvía a los que pasan.
Arrastrarse de un río cuyo fin no es visible.
Pero el río, pensamos, termina en el horizonte.
Y el horizonte, dijimos, es la metáfora del origen.
Niños de Ulm, regocijaos.
Y cantamos más fuerte entre las duras hojas mojadas.
Era allí a donde íbamos, con gestos de bajorrelieves.
Cuán alegre era la mañana sin sol en que partimos.
Y cuán sereno el aire ausente.
Esto sucedió hace mucho tiempo.
Y tan rápido, sin embargo, que todavía,
todavía está temblando entre las hojas mojadas
esa nota única con que llamamos
a lo que ondula y lo que salta,
a lo que huye desesperadamente sin dejarse atrapar,
a lo que se derrumba entre el cansancio y se transforma.
Cansancio, es de esto de lo que se alimenta el río.
Es con esto con lo que recomienzan nuestros juegos.
Los mismos, los mismos, los mismos siempre.
El mismo canto siempre dorado e inconcluso.

Sunday, October 02, 2011


LOS TALLERES LITERARIOS DE PRIMADO.


Tras el éxito de los talleres literarios del año pasado vuelven, esta vez dos especialidades; narrativa impartida por Jorge Juan Martínez, y poesía por el poeta Pedro Montealegre. La duración aproximada será de 38 horas, repartidas en jornadas de 2 horas y media semanales en cuatro meses de noviembre a marzo.

Los que estéis interesados en obtener información adicional, podéis llamar por teléfono al 963616064, o al correo electónico: libreprimado@hotmail.com. Plazas limitadas a 15 alumnos, para conseguir mayor eficacia y un tratamiento más personalizado.


Jorge Juan Martínez (Valencia, 1966) publicó el relato juvenil “De este lado del silencio” (Premio Jaén 1994), así como los libros de cuentos “El Francotirador Sentimental” (Premio Caja España 1995), “Mundo Bizarro” y “Un Maestro del Soborno” (Premio Alfonso Grosso 2003). Al margen de ejercer el periodismo y la docencia, ha participado como guionista en diversas series de ficción televisiva y películas como “Salvajes” (Goya 2002 al mejor guión adaptado).

Ha sido tallerista literario en diversos barrios y colectivos valencianos, y posteriormente en Madrid o Cuba ha coordinado talleres de guión cinematográfico y televisivo, y lo cierto es que echa de menos la docencia creativa. En particular, esa sensación de que el presunto maestro es (casi) siempre el que más acaba aprendiendo de sus supuestos alumnos.


Pedro Montealegre (Santiago de Chile, 1975) es periodista. Ha publicado los poemarios Santos Subrogantes (Ediciones de la Universidad Austral de Chile, 1998); La Palabra Rabia (Editorial Denes, Valencia, 2005); El Hijo de Todos (Ediciones del 4 de Agosto, Logroño, 2006); Transversal (El billar de Lucrecia, México D. F. 2007); y Animal Escaso (Ediciones Idea, Las Palmas de Gran Canaria, 2010). Por su primer libro le fue otorgada la medalla Fernando Santiván, de la Universidad Austral de Chile; con su segundo libro ganó el IV Certamen de poesía César Simón, de la ciudad de Valencia, y por el mismo le fue concedida la mención honrosa en el Premio Municipal de Poesía de Santiago, el año 2006. Ha sido publicado, en numerosas antologías.

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Pd. En la foto Miguel Morata, destacado librero y artífice de Librería Primado.

Wednesday, September 14, 2011


Gotas sobre loza fría

Carmen García

(Cuarto Propio, Santiago, 2011)

///

Alguien creyó que el metal de los huesos era blanco
el esqueleto reconoce a los antepasados
repite sus nombres con una estela de vidrio
un brillo que alguien sigue con la mirada

Si hubiese que desenterrar sus dedos
ver hacia donde indican
lo haríamos con las rodillas y la boca
a pesar de la lluvia
plantaríamos semillas en los ojos de los muertos.

///

La obsidiana rompió el huevo
el río de los ojos cruzados
los caminos
migraciones inmóviles
Sobre el mapa
la pluma cae inadvertida
pájaro que le sonríe a la selva
Ésa es la forma del huevo
el espejo de lo mismo.

///

En el corazón hay una larva
teje un camino ciego
Es la esquina, nadie la entiende
Me la he tragado.

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Pd. Presentación del libro hecha por Alejandra del Río.

Tuesday, August 30, 2011


La Casa de Trotsky

Cristián Gómez
(Siltolá poesía, Sevilla, 2011)


LA MALA ESTRELLA
DE PERUCHO GONZÁLEZ


Yo era un corrector de pruebas, como muchos de los
que abundan en las editoriales de la reacción y no
frecuentaba los cajeros automáticos. De noche

nos perdíamos rumbo a la salida poniente de la
capital, hacia una pobreza carente del glamour
izquierdista del setenta, a diferencia de los

intérpretes de peña y represión hoy en día los
músicos de la corte no son capaces de ponerse de
acuerdo sobre el costo de sus honorarios.

Yo era un corrector de pruebas, yo siempre llegaba
tarde a la casa de un amigo que ya no me saluda
(cuando la fiesta ya había terminado o cuando la

fiesta había comenzado: cuando se hablaba en otro
idioma y los pasos de Perucho González
se habían perdido por los andenes

de la estación central, en otro país, todavía
conmovido por los asesinatos del Seguro Obrero,
cuando los tranvías y los sombreros

y las casas de las familias estaban en el mismo barrio
que una vez devaluados sus bienes raíces (cincuenta
años después nos abrirían sus puertas como

pasto para la clase media y las inmobiliarias
del futuro. Pero no voy a adelantarme.
Yo no era más que un corrector de pruebas.

Que buscaba allá en Ricardo Cummins
lo que no le diera el barrio Independencia.
Demasiada geografía podría echar a perder

las cosas, demasiada geografía y recuerdos
y papelillos y escaleras: de qué, sino de
ese tiempo perdido caminado desde

García Reyes hasta la municipalidad de
Lo Prado, una parada obligatoria en
Lourdes: demasiada plaza del roto

chileno, la Quinta Normal no pasa
más allá de tu memoria, San Pablo
de vuelta hacia territorio conocido.

Monday, August 01, 2011


Amy




Amy Winehouse se hizo la raya en el ojo y la inhaló.

Puso un kilo de carne en la joroba de su cabello;

luego estando borracha lo hizo sólido, hizo polvo ese kilo

en un mortero de roca, cantando, mientras el sol

echaba semillas –los gorriones felices. Hizo polvo esa carne

y lo inhaló. Sacó la lengua para recibir una hostia

pero entró un pequeño disco de vinilo. Todos los amantes

son la chica inglesa, la maravilla, el portón abierto

entre sus dientes. Los amantes pusieron la radio;

giró la luna y no el grifo del agua: el rostro con tizne,

rastro de caracoles o pequeñas estelas de cuarzo

manchando la entrada de la nariz. Porque la estrella

sale arañada de una fiesta, adelgaza, la cara se le chupa

y aparece la calavera, otra gramática. Los amantes

devolvieron un plato. Vomitaron a la cuenta de 3;

los parafílicos dijeron algo bajo la ducha: el disco

de la Winehouse al girar de noche: no, no. Nos hicimos

con la punta del dedo ardiendo –inmolación del fósforo–




una línea negra encima del párpado. Año 60. Año

de hambruna, de swing no entendido –baños públicos

donde el solitario anota un teléfono. Metimos

un ojo por la abertura. Y la boca. Y sonreímos

porque nos faltaba un diente –lo arrancamos

para afilar una cuchilla. Amy Winehouse es punky,

añade un comentario. La cantante, una diva de verdad,

destruye el ideario del cuerpo –o costra– no hace

más que repetir, ¿el cliché es la música? Es arte:

canon o carnicería –el opinólogo suma. El disco

salta bajo la aguja, giramos en órbitas –cristales de crack–

semiorbitamos el tronco –costillas marcadas. Yonkis

nacidos de la amapola, clínicas de desintoxicación,

décadas levitantes. A nadie le sorprende un caballo.

(Ni Blanca Andreu –ni su niña de provincias– sorprende).

Hablamos de Amy. Los amantes, sus índices, la yema

en el límite del cieno, superan el olor de los perros mojados.

Dildo o jeringa, palabra en todas direcciones. La mecánica

de penetrar es la misma. El giro. El giro. La música

pide rehabilitación. Pero Amy dice no y el poema, no.



________

Poema mío de Muchachos Cayendo de las Nubes (inédito). Publicado en: http://luismiguelrabanal.wordpress.com/2010/10/03/un-poema-de-pedro-montealegre/
cuando la cantante aún vivía.

Tuesday, July 05, 2011

Andar a tientas

(presentación que hice del libro y su autora en Valencia)


Tiento de Rocío Cerón, propone el cierre –o quizás abre un nuevo comienzo– de una trilogía que, en apariencia, se fue dando sola; que se formó libro a libro sin la clara conciencia de que en esa triada, surcada por afluentes u otras publicaciones suyas, se generaba el espejo o el deseo de la obra total mallarmeana. En mi opinión, junto con Basalto (2002) e Imperio (2009), Tiento (2011) satisface la tentación de la clausura en la medida que la ruta iniciada con los dos anteriores posee una coherencia soterrada. Esta se puede diagramar en, primero, la creación de un libro-cuerpo-sujeto a través de su metaforización en las capas tectónicas y los movimientos telúricos; el segundo, por la construcción en esa nueva geografía de un imperio, las relaciones de poder y de dominio que subyacen en su formación y deformación a través del terror y el miedo; y finalmente el texto que hoy nos convoca.

En uno de los poemas principales, dice: “una familia es tiento. Precisión de sangre. / Una familia es borde. / Derrumbe y asidero”. Al anterior diagrama de territorio ocupado, ahora se le opone la desterritorialización: la dinámica del viaje familiar y de la migración, una vez que se asume la conciencia de un espacio y de un tiempo arduos y áridos. Se nos habla por tanto de un arraigo como de un desarraigo, y la “geografía emocional” que ello incluye. Las partituras de Enrique Chapela nominan esta gramática del nudo, como quien dijera la gramática de las emociones encontradas, en fuga, unidas en el sonido –de un dramatismo tenso y urgente–, el dolor y el viaje. La imagen desmembrada de los segmentos lingüísticos que componen los tres capítulos se hace también metáfora. Esto se consigue por medio del diálogo con las fotografías de Valentina Siniego, en donde lo velado y la ilación del encaje propician una dialogía de texturas donde la aparente tranquilidad de los sujetos y visiones, se conjuga con el sismo y nerviosismo de la música y el mosaico envolvente de los textos.

Tiento implica acercamiento, intento, y en todo ello hay una acción que revela la importancia de un movimiento y una dirección. Si bien es cierto la separación del sujeto biográfico y el sujeto poético es necesaria a la hora del análisis, me permito relacionar los continuos viajes de su autora al interior de América Latina, Estados Unidos y Europa, como ejemplo real de lo que en la ficción –o no- del texto queda expuesto por la odisea de unas mujeres desde una región aledaña a Belgrado, hacia nuevas tierras, nuevos lenguajes. Tiento nos habla de que los lugares se hacen y se deshacen precisamente en su búsqueda, y cobran sentido en la medida que hay viaje, y más aún, si este viaje es doloroso e incierto. Rocío Cerón nos hace partícipes primero de la génesis del libro como del sujeto poético, luego de la conciencia del poder y la conquista, para finalmente asumir la soledad y las huellas del éxodo, hacia pasajes internos como externos, en donde quizás podamos hallar nuestros propios anhelos de permanencia y trascendencia.



Saturday, May 07, 2011



Testamento

Desde el vitral humedecido de las hojas respiras -vas cayendo sobre mí en la policromía del despojo -un dolor que nos hace mejor y más bellos -los insectos que se aparean más allá de los peregrinos -tu tatuaje esperando -Manuel -tu morada -Manuel tantas veces hollado -escupido -Manuel que perdonas los azotes con luz -los muchachos de tu ciudad hacen bien en lucir los pantalones lavados con la corona de un hombre -los muchachos de tu ciudad no recitan los versos de Vicente Alexaindre porque los caballos son naipes y el casco otra luna que protege sus frentes -los muchachos de tu ciudad se aglomeran en los cines para ver una bacteria que se traga a un polluelo y después en las discotecas y después en los edificios y después aún dormidos sobre las mesas de sus madres ven nacer una luciérnaga que desecha su nombre -no redimas a los muchachos que no apagan la luz sobre las frazadas terrestres -no redimas a los chiquillos que se metan en los automóviles para encontrar su vocal -no perdones a los jovenzuelos que se pierdan en las sinagogas -en las mezquitas -en las catedrales -para raspar los candelabros con una lata de cerveza -porque está escrito que de ellos será el repudio de la Gerusía -los dueños del espectáculo -los prestidigitadores públicos -los concejales que mastican su pepita de oro -la peluca de marta de la anciana pudiente -los muchachos de plástico que extienden una antena y capturan una imagen para poder soñar -te miro desde el vitral humedecido de las hojas -un perdón que me nace más allá de los pájaros -el día que desnuda su primera sonrisa después de estos meses de aserrín y de cieno -así puedo enternecer y sacarme las crisálidas más allá de estos párpados -así puedo pronunciarte a través de la música golpeando con mi pluma la lentitud de las nubes -ve su boca entreabierta -la adivinanza de los escolares que colgarán sus abrigos porque en ellos ya empieza a brotar el vapor -los escolares de aquí no recitan a Alexaindre -son igualmente hermosos mientras mi padre respira -los escolares de aquí llevan pan en sus bolsos y después de las lluvias no le temen al barro -se perderán en los aserraderos para escribirle acrósticos a las niñas que puedan trepar a los árboles -yo te digo Manuel que cuando aún no existías no importaba que las nubes asemejaran a letras -yo podía inventar un alfabeto de grises y mi clave secreta se llamaba volar -yo hoy día te nombro con mi clave de vientos y te miro desde el vitral humedecido de las hojas -el amor descompuesto en un espectro definitivo -el amor recomponiendo lo que la hoguera se coma -yo soy el guardabosques que colecciona las ramas desprendidas de los alerces -son los niños alerces -mi ciudad son alerces -yo me quedo despierto entre telarañas de plata porque sé que colgaré de la telaraña del día -yo soy el guardabosques que escribe sus palabras en un diario del fieltro -yo soy el que espanta los roedores de la alacena -yo entro como rata a atracar tu recuerdo y te dejo un haikú y un puñado de moscas -mis amigos que viajan de una muerte hacia otra me preguntan por ti como si fueran tijeras -y yo no puedo afirmarme -el dolor es vacío -un limón que me cosen al ojo derecho -no podría sangrar mientras tu letra me salve -yo podría sangrar en el poema de mis amigos -ellos sólo prefieren desnudar las vocales -los tetradracmas del frío -los epigramas del miedo -sumirse en los mitos que me sumen y sumo -yo busco ese logos -una especie de origen que pretenda explicarnos -una gota de tinta -una miniatura dorada -un versículo inocuo en la Biblia de mis amigos -la bondad de mis amigos que me encienden la luz -la maldad de mis amigos que envejecen con azufre -el vitral que te inmola -yo me quedo enredado en los poemas que leo y me siento culpable por incluirlos en mi poema -yo me quedo enredado con poemas invisibles y en mi poema aparecen porque así lo reclaman -yo me quedo enredado en el poema de tu nombre -Manuel -de tu casa -Manuel -de tu pecho -te sube como un barco y yo no puedo escribir mientras las leche se queme -no puedo escribir si me encuentro sangrando -no puedo escribir sin matar a un insecto -tu poder me sobrecoge y las gotas no sirven para ocultar este verbo -Manuel -este bosque -Manuel -su espesura.


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Pd. Del inédito del año 2000, El guardabosques

(Ya había hecho un post con este mismo poema, hace 6 años atrás; pero hoy lo recuerdo en vista y considerando que Manuel se presenta para candidato de alcalde de Manises, y con la objetividad que puedo tener al respecto, muy poca, solo puedo decir que lo amo, que "tu alternativa" es de "trabajo, honradez e igualdad". Y quien lo conoce sabe que es cierto. Mucha suerte, cielo)

Tuesday, April 12, 2011


Un poema de Eunice Odio

Epígrafe

I
Tu mano en que desdoblan ruiseñores
su pálido desnudo,
su ancho pecho de musgo coronado,
es mano que abre al viento reclinado
claro jazmín entre la sien oscura.

Sí, deshojada el agua entre la frente,
labra pequeña placidez de lirio
y entre los dedos gajos de violines.

II
Tiende el oído y óyeme esta canción
que es como semilla de estaciones.

Que es como la casa de verano
donde me crece de la mano un niño,
y el alma da empujones a la orilla,
y es como piel el alma -no se siente.

Entraremos de pronto en el verano como árboles
vegetalmente abiertos de oídos y de polvo,

Porque todo refluye hacia el arribo,
asciende el vientre a capital de fruto
y el aire hacia ecuación de golondrina.

¡Brotes sacramentales de la hierba,
oh, dádivas subiendo de la entraña,
suma de transitados alimentos!

Y a la altura del pecho y la labranza
semilla de silencio y luz desierta.

Todo regresa hasta su forma exacta.
La vida retoma su ambición pequeña
de ser, del todo, vegetal profundo,
recóndito edificio y luz abierta.

____

Pd. Más información aquí.


Monday, March 14, 2011


corazón, cabeza & mano

Lucebert

(versión de Francisco Carrasquer)


corazón que no debe ser duro
corazón que no puede ser duro
la cabeza hortelano del corazón
un vergel lleno de escombros
pero con un sol

y las manos se extienden a la luna
introducen en el día una flor
con espinas contra la piel nocturna
que desdibuja la faz de toda fruta

la cara que es casa que es hogar
unas orillas frías de fulgor
un rostro-de-hombres-y-mujeres
trasoñada por sangres afligidas

contra por contra la quimera del oro
grande como una nube en una garrapata
y la corrupción del sermón rabilatigueante
salido de los labios con rocío de humildad

tome el que quiera a la vida
a quien la vide no tome
toma mi canto como a tu corazón
toma como tu mano mi cabeza
sea tu mano la semilla rebelde
tu corazón la faz de la tierra.


____

Para saber más de Lucebert pinchar arriba en su nombre.

Sunday, March 06, 2011


Poemas del ahogado

Es un cascabel al interior de un reducto, nuez que encierra el hábitat de un gusano, este dolor, esta cabeza agujereada por la pluma de un calígrafo. Esta cabeza ha perdido todo índice de gravedad. Va sola por la calle, tosiendo, sus fosas nasales abiertas para que entren gorriones, los hámster escapados de sus jaulas. Cabeza rodante, que te llevan los niños, dándote con la vara para que gires más.

///

Había una vez un dolor. Había y no había, y en el juego de las faltas creció, hizo mella y volvió a crecer, el dolor hizo casa, enceró el piso, abrió las ventanas para que se ventile, se aparecieron fantasmas, niños perdidos para siempre en la despensa. Este dolor buscó causa en su agujero, vacío decorado con ventanas húmedas, bordes musgosos, moscas que se ahogan. Mira, dice el dolor, mira, mira, esos bichos son mis primos extraviados, metieron su mano en el tarro, galletas no habían, era una boca, los atrapó. Y por eso este quejido, ir llorando con unas pequeñas lámparas puestas, zapatillas de levantar con una brasa al interior, allí se llama y nadie es capaz de nombrar. Y el dolor sí que dice, se ríe allí, y nombra.

///

No es cierto que lo entiendas. Cuando te meten un cristal, un ojo de muñeca de porcelana antigua, algo capaz de quebrarse y hacer daño, dispersión de daño, mosaico ilegible de caleidoscopio, el sonido de esta palabra verdaderamente físico, una bacteria machacada con una ramita de cilantro, crujes como gramática, no lo sabes, no puedes saber qué se siente cuando auscultan y los latidos traicionan, el pulmón se atreve a denunciarte, la poesía se enquista y los cuervos de la ventana callan, solo es persistente la mandolina, la lija, algo que tu raciocinio instala en el dolor. Pero que no lo es. Baúles abren su boca y se tragan toda posibilidad de retorno, cajas como tú, cajas dentro de cajas incapaces de concebirse sino restan oxígeno, si la máquina te acusa su cercanía. Abre la muñeca, en su interior otra y otra, así hasta que las ventanas estallen, las enfermeras corran a taparlas con lienzos, como una declaración de paz. Pero que no lo es. Esto no es paz. Esto es lo más parecido a una víspera, algo amistoso, un cuervo anidando en tu diafragma, su peso, sus patas haciendo herida, objetos azules que recolecta aquí, allá.

///

No se dice. No se escribe. A punto de morir, hay algo que se eleva, no digo alma, no digo dios ni inmortalidad, algo como un fosfato, regresar al elemento, a ser la misma piedra que te golpeó.

///

No se disimula ese cangrejo, esa tenaza gorda, cortando, abriendo una puerta del tamaño de una ardilla, para que entren y salgan también las más diminutas abejas, tábanos con un petardo enterrado en el culo. No fuimos capaces de resistir su picadura. Sí de esa malicia. Aunque todo está adentro en un reducto parecido a un panal donde no hay abejas, ni tábanos ni ardillas que compartan vecindario, nada de eso. Hay una orilla, adentro de la cabeza hay una orilla donde se entierran y desentierran cangrejos, donde la mano gorda del cangrejo hace señas para simular que es náufrago, Pero es cangrejo. No lo salva nadie. No salva a nadie. Y come sal.

///

En la sien las imágenes de lo real. Un pino, en su apoyo el chiquero de un cerdo, una madre tomando sol sobre una caja. Cosas como un metrónomo. Un ritmo ajustado a ti, al mismo compás de tu pulmón, cuando huyes debajo de la cama, donde apenas te alcanza la escoba por haber roto qué, en qué condiciones, a qué edad, y quién diría que la muerte, al final, el castigo mientras cuentas ramitas, y escondes hojas del manzano, tu padre acercándose para ser el primero. El golpe.

///

La negación se te ofrece madura, caramelo y manzana con un palo para que la tomes y des voz al sortilegio. Esa joya te pule a su vez cuando la miras. Pero no, nada te da forma, no existe negación que formule un supuesto, mirar sobre la cama donde ardes, rezas esperando una espina que se te clave, un palo, rojo, caramelizado, la misma manzana, tu memoria mordiendo oscura, dientes blancos, dientes trasparentes, sudor, lluvia, sonido del zinc cuando golpea el techo.

///

Huir del miedo, la costra que decanta, mirar simple, ventanal, balcón, trompetas de fiesta, estallan petardos, el sonido te inocula, la enfermedad se hace táctil, atmósfera cortada con un cuchillo de pan.

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Pd. Inéditos. Dibujo mío hecho con tinta,