Friday, July 21, 2006



Sentados en la mesita del bar Moguereño, Silvia Delgado contempla el énfasis de Enrique Cabezón. Cada uno supo dejar una huella dactilar en nuestros afectos, una firma específica que no encuentro otra manera de poner en evidencia (son esas cosas que no requieren que se expliquen demasiado) más que con sus propios poemas. Los títulos de sus libros, muy diferentes entre sí, dialogan, desde un paralelismo negativo unido por un símbolo. Las lágrimas. O el llanto. El de Silvia se llama No está prohibido llorar con los supervivientes, y el de Enrique, No busques lágrimas en el ojo del muerto.

Del primero (Fragmento)

Avanza, pues, el agua salobre.
Con su lengua ataca,
espera en la retaguardia
afilando su nombre y su apeliido
el que mercadea con genes
para patentar la vida.

Como un collar de cuentas roto,
las perlas van a la deriva
y desde aquí, indiferentes,
observamos a la tierra
apoyando los codos en ella
como si nada ocurriera.

Del segundo, (Fragmento)

el orto se sumerge en el azogue difuso
la metamorfosis sucede y la alquimia del tiempo
hará que no te reconozcas en el espejo / inútil pues
la presumible higiene modulada de entonces

para quien no tiene qué esconder / la miseria
ha terminado por presentar al nuevo Dorian Gray
que te mira cuando le miras y mira
el rumor de hojas maquinalmente repetido

ojalá el poema me ayude a respirar y arder.



PD. La foto de la derecha corresponde al Hostal -¿cómo se llamaba?- donde nos alojábamos con Manu, KB, Silvia, Begoña, y no sé quién más. La puerta de arriba, la que está en el ángulo superior derecho, de frente, era la de nuestra habitación. Tenía un encanto especial (más allá del ruido de la reforma), sobre todo ese día, ropa colgada, calcetines, toallas, el hibiscus naranja, las tejas rotas y chuecas, las casas que se ven más atrás.

1 comment:

Anonymous said...

Ese Pedro... Ahí lo tienes, no sólo tienes paciencia para aguantarnos sino que además te lees nuestros libros!!!! Eres el jefe.

El hostal creo que se llamaba Pedro Alonso Niño, o algo así.