Un vaso mutable
Rompías papeles con el mismo impulso: la víbora real rompiendo
su piel con otra piel que nace.
El mismo impulso: longevidad del decir –su cambio de ropa–
longevidad de reconocer:
la ciudad, un niño –llora despacio– un anónimo buscándose
en otro: el brillo:
víbora milenaria llamada tradición. O enfermedad. O muerte.
Estas calles blandas,
al otro lado de ti, sinuosidad de los meandros más rojos: la
sangre –o pájaro– arregla
sus plumas. Piensa: para qué huir. No importa, menos,
ser escrita y despierta. Te llaman escritura.
Pero la víbora entiende, ¿un secreto crismón?: poder: proceder:
ojo solo de cíclope
más que vanidad: ser uno más otro: más otro y nadie.
Rompías papeles
con la dignidad del cardo (allí rompe en plumas).
Chicos y chicas –besándose en discotecas–
tenían el esplendor de este mismo tétano. Se trata de acción.
Creer. Crear. Croar. Y quién
es libre allí: libertad de dividir esas cifras por barro.
Ya lo dijo E. Bishop: el hombre polilla
siempre se sienta en sentido contrario. Libertad de multiplicar
ese barro por hombre.
Hombres, insectos, la orgía de la hora.
Romper en blanco –se derrama tinta desde una cuchara–;
romper el papel,
jeringa, epidermis, lápiz grafito inyectando aire.
(Un poema mío de Animal Escaso, de próxima publicación en Ediciones Idea)
2 comments:
Aunque ahora no pueda detenerme, sólo decirte que tengo muchas ganas de leer ese Animal escaso. El título es sugerente y por lo que este mismo poema muestra, hay una densidad de flujo, ligado también a un ritmo enloquecido, que me invita a ahondar.
Espero leerte pronto.
Un abrazo fuerte,
Arturo
Arturísimo querido; te agradezco que te hayas detenido aunque sea un poquito en este poema, un pequeño adelanto de lo que espero se publique si no en enero, a comienzos del año que viene. La crisis está enlenteciendo todas las publicaciones, pero aún así, no pierdo la fe. BESOS
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