Wednesday, January 16, 2008

Amoniaco

"Los métodos se pueden ejemplificar en el caso de Lyn Duff (1976), una adolescente lesbiana de California que fue llevada a la fuerza por sus abuelos a un campo de reeducación cerca de Salt Lake City. Lyn Duff sufrió un régimen de terapia reparadora, también llamada terapia de aversión, que consistía en forzarla a ver pornografía lesbiana mientras le hacían oler amoniaco, hipnosis, drogas psicotrópicas, confinamiento solitario y mensajes terapéuticos relacionando el sexo entre mujeres con las «calderas del infierno». También se emplearon técnicas de modificación del comportamiento, incluyendo la obligación de usar vestidos, formas no razonables de castigo por infracciones menores (los castigos incluían cortar el césped con tijerillas y limpiar suelos con cepillos de dientes), además de «positive peer pressure» (presión positiva de pares o iguales) en la que los pacientes se criticaban entre sí por insuficiencias reales o percibidas".

Homofobia, en Wikipedia.
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El amoniaco es un excelente limpiacristales y quitamanchas. Es tóxico. Sirve para pulir el oro y la plata. Es la lágrima -o el sudor- de un ángel enfermo, escribí una vez.

10 comments:

Víktor Gómez Valentinos said...

No necesita comentario esta entrada. Más si mi mano abierta, palma serena, a tu mano va.

Del fascismo doméstico, del domesticar de lo bárbaros, nada que añadir.

Mi terapia con esos joputas de la aversión es escribir poesía, hablarles a mis hijos de la naturaleza de las cosas sin ambiguedad ni falsía, enseñandoles que lo que reza la constitución no es un decir baldío, un cuento de Calleja, la canción de un soñador, sino un mínimo imprescindible para reconocermos personas. Y es tan persona el guapo como el feo, el ciego como el vidente, la mujer como el hombre, el homo como el hetero, el inmigrante como el nativo, el empobrecido como el enriquecido, el ateo como el religioso, la vieja como la niña, el inútil como el productivo...

Un abrazo doble, para Manuel y para tí.

Vuestro Víktor

Pedro Montealegre said...

Hey, Víktor, gracias, de nuevo, por pasearte por aquí. Le he re-enviado tus abrazos a Manuel, a ver cuándo coincidimos por ahí. Lo del amoniaco, -aparte del asco que me provocan esos programas de re-educación nazis- me hacía recordar conversaciones en clave de juego, pero en realidad muy serias, en que algunos confesaban que les encantaba el olor del amoniaco. Otros defendían el olor del cloro, de la gasolina, el olor de los aerosoles, el de la acetona...El talco. La naftalina. ¿qué cosas, no?

Juana la loca said...

Pedro querido: cuando leo cosas así me doy cuenta de que pese a todos los horrores que he vivido y conocido, no he perdido la capacidad de asombro -en este caso para mal-. ¿cómo es posible algo así?
Besos, Damaris

Pedro Montealegre said...

Damaris, uno se asombra porque eso es como evidente y doloroso, y extraño, y grotesco: ahora me pregunto de las cosas que no nos asombran, y que están ahí, machacándonos, sin darnos cuenta: el ejemplo de la rana -que a no sé quién escuché- cociéndose lentamente en el agua y no salta afuera porque no sabe que se está cocinando, hasta que muere... Ufff.

baudelaire3 said...

Pedro: ese efecto rana es tremendo. Uno ve aquí a los gringos con una despreocupación que pasma. Primero eran todos fanáticos de la guerra y ahora están todos en contra de la guerra. Mañana será otra cosa, pero en el fondo la misma dinámica.

A todo esto: ¿conseguiste ese correo que necesitabas?

Cuéntame,

C

Ediciones del 4 de Agosto said...

Uff.
Sin palabras.

Pedro Montealegre said...

Cristián: eso sucede en todo orden de cosas, también aquí, o en Chile, winner total, mientras se acalla, se silencia, y se criminaliza a gente como Patricia Troncoso. Poco a poco nos vamos cociendo lentamente en el caldo, como las ranas, y con la lengua bien larga, pero no para hablar, sino para comernos las moscas.

KB: Terminaste tu mudanza?? Te veremos por aquí? Saludos a Carmen.

Luciérnaga said...

Madre mía Pedro...

Es una especie de Naranja mecánica pero hacia el lado oscuro...
jo-der.

Sobre tu comentario en mi blog, sobre el primero y sobre el segundo sólo te puedo dar las gracias. Por todo. Y nada de lo que preocuparse.

Por cierto, voy a linkearte también ahí que siempre me paso a tu blog desde el dolmen pero así lo tengo más fácil

:)

Un besito muy grande. Y no dejes de poner entradas como esta.

Muak!!

Alejandra del Río said...

Qué desgraciados malditos, qué onda?!.
Pero gracias por postear esa noticia porque hace unos días buscando información sobre poesiaterapia caí en un sitio "cristiano" justamente sobre esa tal terapia "reparadora" para sanarse de la homosexualidad y aunque no mencionaban esos métodos de seguro eficaces a mí me pareció más que raro su idea de que la homosexualidad no sólo es una aberración (ya lo sabemos) sino que además vendría a ser consecuencia de desórdenes mentales originados en la infancia, en suma: una enfermedad.Como toda enfermedad tratada por la medicina tradicional hay que hacer todo lo posible por hacer desaparecer sus síntomas, más aún cuando así dios lo quiere. Nunca pensé que utilizaran ese tipo de métodos. Eso es tortura.
Por otro lado yo no sé cuántos días lleva Patricia ya en huelga de hambre y lo único que supe es que tuvieron que internarla y estaba muy mal.Bachelet no se ha pronunciado e insiste en declarar que los mapuche presos deben ser juzgados por sus delitos como delincuentes comunes. Duele el alma y da rabia porque uno sabe que la lucha de ellos no sólo es justa sino que además luchan por todo lo que deberíamos luchar nosotros: un mundo en el que el hombre y la naturaleza viven en una relación equilibrada.
Me encanta tu blog y tu punto de vista y me alegro de que pronto nos volvamos a ver.
abrazos
ale

Pedro Montealegre said...

Ale, muchas gracias por pasarte por aquí. También me enteraba de que en Perú hay otro grupo que actualmente trabaja con una terapia parecida, sí, en estos días, y lo que más me alarma es que igualmente utilizan "la palabra de dios"... a eso le llamo terapia de redención. Tan fácil como decir si no te "curas" te vas a ir al infierno... Asco. A todo esto, el guapísimo actor porno gay Tom Katt decidió meterse a cura para salvarse de sus pecados...