Saturday, January 21, 2006

Finalmente, ya ha salido de imprenta. La Palabra Rabia (L.P.R) se asoma iracunda dejando atrás el horno de Gutemberg, con los ojos -rojos- desorbitados pero aún así con esperanza de ver más allá, y tener el deseo -por no decir la fe- de que efectivamente hay algo. El primero de los libros, olor a tinta nueva, lo saqué del paquete y se lo di a Manuel. La dedicatoria dice:

Valencia, 20 de enero del 2006

Sólo una cosa, Manuel:

TE AMO

Este libro es parte de nuestra lucha por estar juntos
.

***

Al parecer, junto con los organizadores estaríamos presentándolo en Febrero en la Librería Railowsky de Valencia, y en Villar del Arzobispo, ciudad que junto con la Editorial Denes y la librería antes citada patrocinaron el concurso. Aquí va un poema del L. P.R:


Tómale el pulso: el aire pega: Ta–tá, Ta–tá. Ritmo de qué,
–caliente, rojo, golondrino de axila, hedor de testículos, azufre, hollín,
mango de cacerola expuesto a la llama. En la fiesta: trance: ¿sí o no?
–sobre el miedo– transidos, transar la fuga: chico contra la azucena:
friega, friega. La muerte es así. Era guadaña. Refriégate contra ella.
Tú viste eso: yo vi una azucena totalmente afilada. Un ángel salió
del vapor bostezando: Ángel, gira; yo soy condensar: gotas en vidrio,
tapa de olla al retenernos en Qué: ah, el hambre –sola para la sal,
tonta para tentar. Comida. Comida –Apréstate, ahí: están los peces:
se disputan la mosca. Sobre el agua, desde de la orilla, me come el pez
–abre la jeta –lo negro es cosmos ¿lo adivinas tú? Allí, sobre el cielo,
desde el globo vacío, me zampo ¿Qué? Una célula es Qué –la calle es igual.
Si decimos roto, lo roto viene y dice ¿Qué? Y la Q abre una grieta
–y áspera. Del pliegue, un lisiado sale. Enseña: mira mi pata de madera.


Decimos madera: aludida viene y dice ¿Qué? Y en la Q hay filiar
–velo enredado, un cordero en la zarza, hijo de Abraham– di: ¿No se llama
madreselva, acaso, ese tejido antiguo? Se llama luz –partiendo la nube,
gran insectario– alfiler para un grillo. El cielo era negro. Y yo dije, tú,
color de asesinados –manual de anatomía: todo traslúcido– Desaparecer,
di Pedro apareciendo. Manuel preso en ojos: manos de tierra
para ser deshechas. Cuentas de vidrio los ojos de pez –tus ojos ¿Qué hunden?
–no, no: llanto ¡No! O reconocerlos lisiados: un niño, dime ¿Qué hace un niño
escondido en un muerto? Cuajo de plumas: era sarna lo que picó
la línea buena de tu mano; harina la protuberancia abierta de tu omóplato.
¿Nos confundimos con ángeles? No, moscas: larvas. Sanguijuelas.
Nos volvemos bichos. Y si miramos al pez desde afuera, en la orilla
–él salta, nos come. Se come. Se atraganta. Ja Ja: su espina. Ja Ja: su espina
era necesaria: o la inanición. Ja Ja ¿Nación? Perros de ciudad, hum: nutricios.

No, no. En el pueblo nunca se han visto perros. Un ladrillo de luz
te golpea el labio. Del Paf un grito escapa diciendo ¿Qué se rompió?
Esa Q controlada, que baile, que baile. Dime esa Q que engloba la fuga
del ruido Paf. Yo sueno –sano– y mendigo el pulso. Ta-tá, Ta-tá, palpita ésa,
la irresistible guadaña –hoy día, azucena ¿Dónde estás? ¿Qué hedor
te consume ahora? Si te hierve algo ¿Adónde irá el resoplido?
Una célula está. Un niño lisiado también está –un sonido inaudible
lo corta en sílabas. El corte –sabemos– se inclina a parir. Cortaron, Manuel.
Cortaron, Pedro. Y vino el corte y dijo ¿Quién me llamó? Unas membranas
haciéndose músculo, dijeron –músculo: a través de esa Q, yo nací sin días.
Tras el hambre, unos hombres se asomaron a la orilla. Boca de pez, boca de fe,
reflejo y reflujo. Lo decían ellos: yo sé lo que hubo. Países celestes,
decolorados con flama, dialéctica de llamar al hueso: digan, quién fue el nacido
que te sacó de cuajo ¿Hubo guadaña?. El cuajo, el crujido dicen yo y yo.


Pedro Montealegre
La Palabra Rabia
Editorial Denes
Valencia
2005
70 p.


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Por otra parte, el jueves pasado Enrique Falcón presentó su sexto libro, titulado Amonal y otros poemas, por Ediciones Idea. Nos dice en un prefacio: "Un asco fundamental soportan, por desgracia, los versos de este libro: el de la rabia sostenida al desamparo que imaginé en mitad de determinados procesos vitales -políticos- de resistencia". Aquí un texto de su libro:

Protección de testigos

La conciencia de que esta ecuación era
posible: dolor que finalmente deviene rabia.
La conciencia de que esta ecuación era
aplicable a todo o casi todo

(Roberto Bolaño: 2666)


Poco deben importarle
la disolución del pentotal en los días de trabajo
y la lenta inhalación de estrellas por su espalda.

Le pagaron por callarse
la dirección de las palomas, el remite en las postales
certificadas de tan lejos, la piel de una mujer
que él no ha visto y no ha besado,
-el corazón de los inviernos-,
las sedes comunistas, su necesidad de ir ardiendo
por una extremidad de la cara.
Toca apenas con los dedos
nuestro inútil portal, y la luz de todos los aullidos
que pincelan la tarde, por encima
de muertos y estaciones,
a un paso sólo del domingo
vuelve a casa, toma de su llave
se maquilla una lágrima con cuchillas de afeitar.


Enrique Falcón
Amonal y otros poemas
Ediciones Idea
Las Palmas de Gran Canaria
2005

2 comments:

Rocío Cerón said...

Pedro, gracias por tus comentarios. ¿Cómo consigo tu libro? ¿me lo puedes mandar?

Pedro Montealegre said...

Rocío: desde luego hay uno para ti, que te llegará en breve, de acuerdo a la dirección que me has dado por correo y la que figura el el sobre de tu envío (tu librito de prosas).Yo creo que la próxima semana te lo estaría enviando. UN beso.