A la alegría de tener ya mi libro Transversal en las manos, oliendo nuevo, como pan recién salido del horno, se le ha sumado la visita de Carmen García, poeta y gestora cultural -ver Revista Plagio-, con la que tenemos más allá de evidentes afinidades estéticas una amistad basada en la confianza y la magia. Me leyó algunos de sus nuevos poemas en las escaleras medievales de la Lonja de la Seda, y yo le recité de memoria sólo uno. Luego, en casa, hicimos un dime y direte de intercambio lírico hasta altas horas de la noche. Pese a la picadura de una traicionera avispa en el bosque cercano a las dunas de la playa del Saler –buscando un atajo para llegar más rápido– eso no impidió que Carmen se bañara conmigo en el Mediterráneo veraniego con un sol esquivo aunque finalmente generoso. Manuel estaba un poco dolido de la espalda, de modo que nos observó sonriendo desde la orilla. Fueron tres días de poesía, descanso y horchata. Horchata –me repito– de chufa, no de almendras como se suele creer: se trata de un tubérculo que se siembra en los campos valencianos del cual se hace este brebaje helado y delicioso. Lo compartimos con mi querida poeta chilena, hablando también de nuestro país, de amigos comunes y de amigos que me gustaría conocer. Pequeñas hebras de lo secreto y de lo conocido. Ahora estará en la Isla de Formentera, y luego, no sé bien adónde continuará su viaje “de umbral en umbral”, la coincidencia del título del segundo poemario de Paul Celan que me regaló. Hablando de eso, éste es un texto de Carmen, de su primer libro La Insistencia (y parece que se proyecta el segundo...)
El llanto sometido de los espejos
La sonrisa de mi madre temblando en las esquinas
tosiendo el líquido amarillo
jugábamos con un revólver
aparecían mariposas desde mi vestido
nos enceguecíamos con el reflejo del sol
todo se iba quemando de a poco
las hojas, los insectos que caían en manos de niños con espejos
los ojos de mi padre se iban quemando
los habitaban cucarachas negras
el líquido amarillo que mi madre tosía
mi madre también era un bicho
temía a los espejos y a veces amanecía cubierta
hablaba a niños con espejos
la rodeaban y amanecía cubierta
aparecía en los espejos
con las manos ocupadas en las mariposas
ella derramaba la leche porque estaba amarilla
bebía agua salada y se iba secando de a poco
como las hojas o los insectos de niños con espejos
se iba secando
sobre la leche derramada
con los pechos salados
cucarachas en los pechos
negra la orina de mi madre
se quejaba al orinar
tosía el líquido amarillo, le dolía al orinar
mi madre amanecía cubierta de bichos
tenía espuma en la boca
y hablaba el lenguaje de los ciegos.
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Esta imagen se la tomé en las calles de Manises; en otra casa, una señora nos sorprendió sacando una foto a su puerta y nos invitó a pasar dentro, mientras toda la familia comía fideos. Pincha aquí y entra en su blog.
Monday, June 25, 2007
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8 comments:
Muy bonito, gran poeta sin duda. Y chulo el bloog. Oye , no te canses de la playa que el domingo tenemos más. Manuel también viene?, ja me dius
Dame más detalles, Sergio, de lo del domingo: a qué hora, cómo, dónde, intentaremos estar ahí, (lo más seguro sí)
querido pedro
lo pase fantástico con ustedes, los extraño ya. Yo planeando mis próximos pasos. Gracias por todo,
un beso desde Formentera
Carmen
Carmen, de más está decir -porque ya lo sabes y me alegro que lo sepas- que para nosotros también fue fantástico. Besos, y no te pierdas con tanto paseo, hehehe.
Saldremos desde valencia, pero tranqui, te pego un toque dimecres o dijous, con como quedamos crack.
Salutem
ENHORABUENA PEDRO!
salute
chas gracias, chas gracias: David, te he linkeado inmortalizadamente en este blog, para que los bloguevidentes (hay con las mentes) te echen una mirada, sobre todo, lo último que has puesto sobre Wu Ming, y los recitales de los Once. Salú y república.
q me gustó mucho este post y que voy ahora a ver su blog.
un abrazo.
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